Comencemos con la comunicación
animal: cuando mi perra ve, oye o huele un gato lo primero que hace es ladrar y
venir corriendo hacia mí, después regresa a su sitio inicial y continúa
ladrando; me comunica que hay un enemigo a la vista, según ella, y busca que el
líder de su manada, es decir yo, acuda a ver qué pasa para completar el proceso
comunicativo y en caso de que simplemente la ignore, solamente me informa del
peligro. En este simple y cotidiano ejemplo se observan los estímulos químicos,
auditivo, e incluso kinestésico y proxémico en la relación gato-perro-humano.
Del otro lado de la moneda con la
misma intención del perro al defender su territorio y a su manada es cuando estos atacan a personas; gran parte
del tiempo es ocasionado por la falta de comunicación durante la crianza de
este pues el dueño no se tomó la molestia de enseñarle lo correcto en cada
situación y lo dejó abandonado en su casa a su suerte amarrado causando una
frustración y enojo que al momento de ser liberada, lo hace de forma agresiva: intentó
comunicar a su manera y entendimiento su deseo de atención.
Hablando de la comunicación humana,
y como anteriormente hemos dicho, se ha degradado a lo largo de los años, más
superficial y menos amplia. El mejor y más actual ejemplo a nivel mundial es la
guerra en Siria, ya que por la futura intervención de Estados Unidos de América
su relación con Rusia se ha fragmentado y por lo tanto su comunicación,
propiciando el comienzo de una tercera Guerra Mundial.
Cuando pienso en la relación de los
animales con los seres humanos no puedo evitar sentirme triste, pues para mi
desgracia, he nacido en una época donde esa comunicación no es importante y donde
no se les respeta por el sólo hecho de estar vivos. Me considero una persona amante
de los animales y sufro demasiado cuando veo un elefante sacrificado por sus
cuernos o un perro de la calle buscando comida en la basura; desde niña he
pensado que su comunicación y sentimientos son más honestos que la de los
humanos pero somos tan animales como ellos para entenderlos que no importa que
algunos estén en peligro de extinción, lo importante es construir ese centro
comercial de lujo en ese bosque o fabricar ese juego de ajedrez con marfil para
venderlo.
Como animales con raciocinio debemos
comunicarnos con los otros animales, aún sin entender su código, las conexiones
con algunas especies son increíbles y el amor que algunos nos dan es tan puro
como el de una madre.
Tu reflexión es excelente!
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